Para actuar sobre la transpiración excesiva, es necesario utilizar un antitranspirante. Más eficaz que un desodorante, no sólo enmascara y previene los olores, sino que también pone en reposo las glándulas sudoríparas. Si bien el antitranspirante puede utilizarse varias veces al día, no debe utilizarse más de una vez cada dos días. Más que un producto de higiene, es un poderoso tratamiento que no debe ser usado en las membranas mucosas.
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